28 marzo 2006

Japon

Aun estoy con las secuelas del jet lag, durmiendome por las esquinas, y despertandome a mitad de la noche, echando de menos el tatami, la cerveza kirin y los brindis nocturnos con sake. Cuando salgo a la calle espero que en cualquier momento venga una bici con su japones correspondiente y alquien me grite a la espalda: bici, bici!! En el autobus se me hace raro ver las paradas y entender todo lo que pone, y sin querer busco la fuente sobre la montaña y el niño que salta con los brazos abiertos, junto a la casa que tiembla con el terremoto y el candelabro junto a la ventana, y los asientos no estan calentitos.. dificilmente me resisto a decir sumi masen cuando me tropiezo con alquien, e inclino la cabeza sin querer, y la gente me mira raro. El olor de la calle es diferente, la gente no tiene tanta prisa, los conductores son mas impacientes en los atascos, y los taxis no tienen el tapete de puntilla tipo mesa camilla de las abuelas! (eso sin duda ha sido lo que me ha devuelto a la cruda realidad). Cuando entras a un bar ya no oyes a 5 japoneses a coro diciendote ¡ohio godzaimasu!, ni cuando sales ¡arigato godzaimasu! Los camiones que veo ahora son desproporcionadamente grandes, y las chicas ya no me llaman tanto la atención (bueno, quiza esto no sea del todo cierto..). Los carteles de las calles no tienen tanto colorido, la publicidad no incluye pañuelos de papel, los semaforos no silban melodías extrañas y la gente, aunque parezca increible, come con cuchillo y tenedor! Entiendo los menus de los restaurantes, y tengo que pedir agua si me apetece, y lavarme las manos en el baño en lugar de utilizar una toallita caliente y humeda. Los temples y shrines aqui son catedrales o iglesias, y los dioses solo tienen dos brazos y tienen pelo, y por ningun sitio se encuentran omamoris!!! Si digo ¡kancho! nadie me entiende, y la gente anda con zapatos por todos los sitios, incluso dentro de las casas..

Acabo de volver de Japon, ire poniendo fotillas poco a poco.